Monday, December 11, 2006

Gui guichu a meri crismas

... an a japi niu yir......
¡¡Por fin el ambiente navideño!! ¡¡qué buena cosa!! todo se siente más amable, eso es más que todo gracias a la magia de las vacaciones. Salir del estrés, del "corre-corre" de toooodo eso que hacía que uno dijera "otra vez esta mierda... " o en su defecto "todavía esta mierda..."
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Viene la navidad, las lucecillas, los regalos.... o bueno tal vez los regalos ya no. Desafortunadamente cuando uno crece los papás piensan que uno ya no necesita regalos, eso es un poco frustrante porque a pesar de ver ese arbolito lleno de regalos sabemos que ninguno es para nosotros; o bueno, tal vez el sobrecito escondido dentro de las ramas del arbol que tiene los 10 mil pesos que la tía que vive en otro lado, manda siempre... de resto naaada.
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Cuando yo era pequeña recuerdo que tenía que llevar una bolsa de basura a la casa de mi abuela porque o si no no me cabían los regalos en ningún otro lado, era impresionante...
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La cosa cambia luego de saber la dura, cruel, y triste realidad... Después de un mundo de sueños y fantasías, en donde uno se imaginaba al pobre niño Dios en sus pañales, aguantando frío, metiéndose por la ventana, cargando toda esa mano de regalos.....................................................
... todo eso para saber.... que "el niño Dios son los papás". Frase que uno escuchó hasta el cansancio desde los 8 en adelante o por lo menos eso me pasó a mí; perdí mi inocencia en una conversación con mis amiguitas del colegio en donde una decía "jaja sí, a mí también me engañaron, yo ya descubrí a mis papás.... sí... """"el niño Dios son los papás""""...."
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Fue traumático, realmente traumático. Así que inmediatamente le pregunté a mi papá si era verdad, el se miró con mi mamá tristemente y me dijeron "claro que no, te lo vamos a demostrar" y entonces en esa navidad a las 12 de la noche ya no eran ellos los que iban a sacar los regalos sino que delegaron a una tía para que lo hiciera "¿Si ves? no fuimos nosotros, estuvimos aquí contigo todo el tiempo" por un momento lo creí, pero al paso de los años la cosa iba cambiando. Creo que eso es lo malo de crecer, las cosas van tomando tanta forma de realidad que se vuelven aburridas, tienen otro sentido.
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De todos modos, la Navidad sigue siendo para mí algo mágico. Sigo pensando que el niño Dios existe pero ya no me lo imagino en pañales llevando regalos. Creo en los ángeles que llegan a nosotros en esta época, creo en el amor, en la amistad y en la sensación de tranquilidad y regocijo que muchos llaman paz. No muchos regalos, pero mucha gente conmigo... o más bien pocos, pero con mucho que dar. Familia, amigos, hermanos, angelitos, duendes, hadas, en fin... hay muchas cosas que nos acompañan.
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Así quiero esta Navidad para mí, así la creo y así la estoy viviendo.