Wednesday, July 27, 2011

El Oso

"Conformate, me decía un tigre viejo, nunca el techo y la comida han de faltar, sólo piden que hagamos las piruetas y a los niños podamos alegrar"

Yo me siento en ese circo, haciendo piruetas porque este espectáculo es un lugar seguro. Pero es que yo soy el Oso que estaba feliz en su bosque. Que aunque le tocaba cazar solo, para alimentarse, estaba en su plenitud viendo los atardeceres y echado en el pasto.

Quiero encontrar ese candado suelto que me invite a regresar a mi casa.

Monday, May 30, 2011

Dos meses después

No ha pasado mucho. O sí. Alguien me revolvió la mente con una cuchara y después nadie se tomó la mezcla.

No ha psado mucho. O depronto significa algo que tenga un nuevo pasatiempo que mejora mi estado físico y mi mente. Escalar se ha vuelto parte de mí.

No ha pasado mucho. Quizá sirva de algo decir que ahora vivo sola. O bueno, no tan sola, con mi gato y dos conejos. La adultez se apoderó de mí y de paso la delicia de la independencia.

No ha pasado mucho. Crecí un poco no más.

#felizcomoyoenminuevavida

Tuesday, March 22, 2011

Fractal

…Llego a mi casa, saludo a mi gato, dejo mi bolso, dejo las llaves, me quito los zapatos, saludo a mi mamá, hago algo de comer, como, descanso en el sofá, veo un par de novelas, me da sueño, recojo mis cosas de la sala, bajo las escaleras, prendo la luz de mi cuarto, dejo mis cosas, le doy comida a los peces, me pongo la pijama, me lavo los dientes, me lavo la cara, me acuesto a dormir. Duermo 4, o 5 horas, me levanto, voy al baño, vuelvo a dormir, suena el despertador, es 11 y 6 de Fito Páez, la versión de Euforia, pospongo la alarma unas 4 veces, me levanto, miro qué me voy a poner, llevo esa ropa al baño, me baño, me pongo esa ropa, me arreglo, me pongo los zapatos, cojo el mismo bolso del día anterior, subo a la cocina, tomo algo, me voy. Llego a la oficina saludo, me siento en mi puesto, trabajo, trabajo, voy a almorzar, trabajo, trabajo, me voy. Llego a mi casa, saludo a mi gato, dejo mi bolso, dejo las llaves, me quito los zapatos, saludo a mi mamá, hago algo de comer, como, descanso en el sofá, veo un par de novelas, me da sueño, recojo mis cosas de la sala, bajo las escaleras, prendo la luz de mi cuarto, dejo mis cosas, le doy comida a los peces, me pongo la pijama, me lavo los dientes, me lavo la cara, me acuesto a dormir….

Decía Einstein: Las únicas cosas infinitas son el universo y la estupidez humana.
Yo digo: Estoy agotada.

Monday, February 28, 2011

El eticómetro

Hay un aparato muy particular y bien instalado dentro de mí, que reacciona cada vez que estoy haciendo cosas ‘indebidas’ o que quiero hacerlas. El sólo deseo de actuar ‘mal’ ya hace que la dichosa máquina se prenda y es ahí cuando llega la culpa. Sin embargo, creo que toda la vida he hecho lo correcto. Siempre he sido una ‘niña buena’ y ya me estoy cansando de serlo. Por eso es que estoy tratando últimamente de ignorarlo, como los conductores de flota que tienen un aparatejo para medir el límite de velocidad y siempre suena, pero siempre lo ignoran.

Una vez mi bioenergética, que es una mujer muy sabia y perceptiva, me dijo que yo nunca me había rebelado y que en sí rebelarse era justo y necesario. Es por eso que casi todos mis amigos tuvieron problemas jartísimos en su adolescencia… yo no. Yo, sigo peleando con mi mamá, no por un desarrollo tardío y extendido de mis facultades, sino porque mi mamá es de por sí una persona con cierto grado de conflictividad que ni el esposo le ha podido ‘curar’.

Rebelarse, pero, ¿ante qué? ¿Qué es lo bueno y qué es lo malo? ¿Y si me muero mañana?

Algunas personas que me conocen dirán que yo siempre he hecho lo que se me ha dado la gana, lo que no saben, es que el ‘eticómetro’ siempre ha estado prendido y aunque sí he hecho lo que he querido, la culpa llega en ciertos momentos. Pero cuando aterrizo me pregunto por qué razón estoy sintiéndome así, y encuentro un millón de razones para salir de ese estado.

No hay peor juez que uno mismo. Y quiero dejar de juzgarme.

Monday, February 21, 2011

Virtual Life

Latinchat fue una de las primeras cosas que me enamoró del exitante mundo del Internet. Tenía exactamente 11 años cuando junto a mi mejor amiga encontré un mundo lleno de gente desocupada, que también usaba esa conexión que sonaba como un robot dañado a la hora de ‘iniciar’. Las cuentas del teléfono llegaban carísimas, pero nosotras no podíamos despegarnos de ahí. Era increíble la cantidad de personas que a diario conocíamos sin siquiera verles la cara.

Un día, nuestra curiosidad pudo más que la conciencia y decidimos conocernos personalmente con dos muchachitos con los que chateábamos seguido. Éramos dos precocitas queriendo expandir las barreras sociales y de hecho lo logramos. Afortunadamente, no nos topamos con un par de asesinos en serie, aunque no era muy probable que sucediera.

Hoy en día la cosa es muy diferente. Facebook, Twitter y el hermoso y preciado MSN han hecho que todo cambie. Ahora hay gente muerta gracias a estas redes y cada vez se hace más peligroso conocerse con las personas. Por ejemplo, de un acto ingenuo de conocer a un twittero medio reconocido por sus twitcams, llegué a tener que soportar una invasión a todas mis redes de parte de su pobre novia que respiraba y exhalaba amor por ese hombre quien no hacía más que desprestigiarla y buscar un supuesto "amor de verdad" que por mi evidente desinterés, no era yo.

Y este es sólo uno de esos casos que me han hecho preguntarme más de una vez por los sujetos detrás de los avatares, por el cerebro detrás de los 140 caracteres en el caso de Twitter. En Facebook no acepto a gente que no conozca, alguna vez lo hice, pero no le veo nada divertido a las fotos de un ser que no existe en mi vida.


En fin, hay quienes han tenido mucha suerte, amigos que se han casado con personas que conocen por alguna red social y también se de aquellos que prefieren escribirse un inbox a hacer una llamada o ponerse una cita. Pero no por eso he bajado ni un poquito el grado de desconfianza que le tengo a la vida virtual, a pesar de las casi 8 horas diarias que paso en ella.

#esasi

Monday, January 03, 2011

Lina Huang

Monry:

Creo que no te he contado sobre una persona a la que admiro mucho. Una mujercita calmada, pensativa, analítica y muy inteligente que se paseó durante un poco más de cinco años en la universidad en donde estudié. Fuimos compañeras, amigas, confidentes, estudiantes, todo. Rasgos asiáticos la hacían muy llamativa y sin embargo su silencio la llenaba de misterio. Las pocas palabras siempre la caracterizaron y una dulce voz que si apenas se oía en clase.

Hace mucho no la veo. Nuestros encuentros desde hace un buen tiempo han sido cada vez más esporádicos pero de vez en cuando la recuerdo. La mejor manera de traerla de nuevo a mi mente es leyéndola, pues es una excelente escritora. En realidad, siempre lo fue. La ‘chinita’ dominaba con su intelecto a los maestros y lograba que éstos la recordaran como una de las mejores. Ésta era una característica que ella decía que yo también tenía, pero vamos, de mí se acordaban por mis apuntes burlones, por habladora y por la gran bocota que tengo llena de dientes que se puede ver desde un kilómetro atrás.

Ella, con su boquita chiquita, logró ocupar un espacio importante entre mis amistades, por raras que nos viéramos juntas, por contradictorias que fueran nuestras personalidades. Siempre ha sido digna de ser admirada por cualquiera y la veo en unos años publicando sus historias y relatos. Será de las grandes, si es que ya no lo es. Y seguiré compartiendo por mucho tiempo más esa buena energía que me profesa y te lo digo Monry, es complicado pensar que alguien tan diferente a mí haya podido aguantarme y viceversa. Pero eso que guardamos en común, ese amor por las letras, por los buenos libros, la música, lo simple y la nostalgia de las cosas sencillas, es lo que nos mantendrá, cerca o lejos, muy juntas en el corazón.

Un delito literario

Siempre he pensado que robarse estilos de escribir es un delito de los más grandes. Sin embargo, en estas vacaciones tuve la oportunidad de encontrarme con un tesoro que se ha convertido en una de mis memorias favoritas y que volvería a leer con gusto: El diario de Ana Frank. Una adolescente judía que escribió y describió toda su existencia en un diario que le fue regalado cuando cumplió trece años.

¡Cómo me identifiqué con esa muchachita al leer cada página! Realmente fue increíble. Ella nunca pensó que su escrito fuera alguna vez a ser publicado, precisamente por ser un diario secreto. Su temprana muerte, la época en que vivió y su impecable forma de escribir le dieron el mérito de ser publicada. Muchos leímos sus intimidades pero debo confesar que me dejé enamorar básicamente del formato: día, fecha, año. Además de esto, era muy limpia la manera en la que las cosas fluían cuando hacía de cuenta que su libro era su mejor amiga, Kitty y todo se lo confesaba a ella, esa persona etérea que le guardaba sus pesares y alegrías y que se convirtió así en su mejor confidente.

Es por esto que he decidido cometer el delito al que tanto le huí, porque quiero volverme delincuente el día de hoy y prolongar mi delincuencia mucho tiempo más. Empezaré por ello, a darle vida a mi blog y convertirlo en persona: tú serás Monry.

Carta

Empezar un nuevo año siempre ha sido bastante importante para mí. De verdad siento como si se recargaran las baterías y la energía con la que me lleno me impulsara a empezar de nuevo. Esta vez no fue la excepción y menos después de haber pasado 10 días en la tierra de Fidel. No se imagina cuánto lo pensé, cuánto me acordé de usted. De hecho le traje un regalo, pero bueno de eso luego le hablo.
Tuve la firme intención de escribirle apenas llegara, y acá tiene mi carta. Quiero contarle que todo fue muy nuevo para mí en ese país. Es definitivamente un mundo que le abre a uno los ojos en muchos sentidos y que a pesar de que no me era ajeno el tema político de la isla, sí tuve revelaciones que nunca podré sacar de la cabeza. Se me convirtió entonces en una obsesión querer repasar las entrañas de ese lugar, de hablar con los viejos, visitar los museos y comparar realidades, opiniones y versiones. Me hubiera encantado compartir esa experiencia con usted, sé que la habríamos aprovechado mucho para discutir de nuevo –pacífica y amorosamente jaja- sobre las mentes revolucionarias.
Los cuatro primeros días fueron extraños, pues quise ir a broncearme al Cayo Santa María que es como decir acá San Andrés. Pero fue inútil porque después de tanta mierda que le hemos provocado al planeta el clima se está volviendo completamente loco y lo único que soporté fueron temperaturas muy bajas. Huyéndole entonces a un hotel lleno de gringos y de asiáticos desentendidos, quise preguntarle a un celador en dónde vivía. Me habló de un pueblo cerca a esas islitas que se llama ‘Santa Clara’ y me dijo que allá poco iban los turistas, y que supuestamente no había nada interesante porque sólo había nativos. Ahí era a donde tenía que ir. Sin duda.
Llegué a un sitio haga de cuenta… Girardot pero con frío. Y me encontré con una de las más inesperadas sorpresas del viaje. El taxista que me llevó me dejó en frente de un colegio que parecía estar celebrando algo y efectivamente: presencié la celebración del 28 de diciembre, el día en que, hace 52 años, triunfó la revolución. Me impacté mucho viendo a una centena de niñitos vestidos de verde olivo y pañoletas rojas –que me recordaban por cierto mucho al mono jojoy, era en realidad ver como a muchos mono jojoicitos chiquitos- haciendo una representación de un combate de guerra. Luego se incorporaban en una tarima y uno de ellos, personificando el Ché, dirigió unas palabras a sus compañeros, agradeciendo enormemente la revolución y diciendo repetidamente la consigna “seremos como el Ché”. Yo no acababa de salir de mi sorpresa y del impacto que me causó el espectáculo (hasta se me agüaron los ojos de lo conmovedor que fue), cuando vi atacada llorando a una viejita a mi lado que cargaba un ramo de lirios en la mano. No pude evitar la curiosidad y le pregunté angustiada que qué le pasaba y me dijo lo siguiente:
“Yo fui combatiente y pasé la guerra entera junto al Ché y lloro porque siempre me lamento que Fidel lo haya dejado ir de Cuba, si esta era su patria, si acá tenía su verdadero hogar… si Fidel no lo hubiera dejado ir, no lo habrían matado en Bolivia. Acá estaría con su esposa y con sus hijos que ni siquiera están ya interesados en la política, ni en la revolución.”
Fue en ese momento en el que empecé a experimentar Cuba desde adentro. Ché por aquí, Ché por allá, por todos lados. Es más, en ese pueblo estaban las cenizas del hombre enterradas bajo un monumento apoteósico ubicado a una gran plaza en medio de la nada. Visité su tumba… ese cuerpo que fue encontrado hace diez míseros años y que estuvo perdido más de 40. También estaba publicada en letras enormes la última carta que el argentino le escribió a Fidel, despidiéndose y agradeciéndole por haberle permitido liberar a “la patria”, pero que su labor estaba terminada y sus ambiciones no iban más allá de ver a un pueblo libre. (Aquí un pedacito de lo que decía)
Digo una vez más que libero a Cuba de cualquier responsabilidad, salvo la que emane de su ejemplo. Que si me llega la hora definitiva bajo otros cielos, mi último pensamiento será para este pueblo y especialmente para ti. Que te doy las gracias por tus enseñanzas y tu ejemplo al que trataré de ser fiel hasta las últimas consecuencias de mis actos. Que he estado identificado siempre con la política exterior de nuestra Revolución y lo sigo estando. Que en dondequiera que me pare sentiré la responsabilidad de ser revolucionario cubano, y como tal actuaré. Que no dejo a mis hijos y mi mujer nada material y no me apena: me alegra que así sea. Que no pido nada para ellos pues el Estado les dará lo suficiente para vivir y educarse …
Eso es sólo una parte de lo que viví allá. Espero poder contarle el resto la próxima vez que nos veamos. Tuve, en serio, una epifanía en ese viaje. Mi perspectiva sobre muchas cosas cambió y tal vez juzgo menos esa situación. Pero juzgo más la guerrilla que aquí quiere imitar ese grupo de idealistas que lograron un triunfo con mérito y propósito. Y reafirmo que acá la cosa está realmente desubicada, desproporcionada y desalmada. Que el Mono Jojoy, Tirofijo y sus secuaces nunca podrán asemejarse a la imagen de Ernesto Guevara ni logrará Chávez una revolución por los medios democráticos, ese pueblo nunca estará dispuesto a ello.
Deseándole un año lleno de triunfos internos, evolución y paz…. Le mando un abrazo y un beso.
D.

Wednesday, November 03, 2010

No te busco

Su pasatiempo favorito es ausentarse

Tomado de: @gatohelecho