Wednesday, August 13, 2008

Algo de discusión

Para nadie es un secreto que el gobierno de Uribe le ha dado generosos golpes bajos a las FARC este año. Su jugada maestra, sin duda, fue la liberación “inmaculada” de 15 secuestrados el pasado 2 de julio. Y digo “inmaculada” porque es el término que utilizó la tan polémica ex candidata presidencial Ingrid Betancourt, quien estaba entre el grupo de los rescatados.
Muy agradecida ella, recién bajada del helicóptero, le hizo la venia al presidente colombiano por su excelente labor, claro está, después de haberlo juzgado durante años, considerándose antiuribista acérrima y reconociéndole fervorosamente a Chávez y a Piedad su “compromiso”.
Cómo no agradecerle a su presidente después de haberla redimido de comer, lo que no se debe nombrar, durante siete años. Siete años en los que sin duda dio de qué hablar por la polémica mundial que causó su situación cuando hasta el mismo presidente francés se dedicó a gestionar su liberación con el grupo guerrillero. Lo que evidencia que fue todo el mundo, menos ella, por su evidente imposibilidad, quien hizo y deshizo con el tema de su secuestro.
Podría decirse incluso, que de no haber sido secuestrada, jamás habría tenido tanta fama y reconocimiento. Sin embargo, eso no es mérito para ganarse un premio. Porque cómo es la gente de impulsiva y arrebatada, que ni siquiera se acababa de completar una semana de la exitosa operación y el gobierno de Chile ya estaba pensando en postular a Ingrid para el Nobel de Paz. ¿Acaso qué hizo? ¿Poner cara de sufrimiento en las pruebas de supervivencia? ¿Regalarse a las FARC en un “tour” por el Caguán?
A esta propuesta se unió muchísima gente. Delegaciones de Italia, Estados Unidos, Francia, entre otros países, manifestaron su acuerdo con la propuesta. Incluso Francia dijo que el premio Príncipe de Asturias podría estar en manos de Betancourt, así como estuvo en las de Stephen Hawking, la Red Mundial de Reservas de la Biosfera y la UNICEF.
Los argumentos para premiarla a como dé lugar, sin duda, son bastante románticos. Le atribuyen su trabajo incansable por la justicia social, y por haberse convertido en un símbolo de fuerza y esperanza para todos aquellos que padecen injusticias. Que le den un Asturias entonces al profesor Moncayo que casi se muere deshidratado cuando caminó encadenado por medio país.
Que postulen a Uribe al Nobel por haber ido en paz a recoger a tanta gente de la selva. O más bien, si nos la estamos dando de insensatos, ¿Por qué no darle el premio a Chávez y a Piedad que han estado tan encarretados con el asunto de las FARC, incluso intentando borrar la palabra ‘terrorista’ de su vocabulario?

3 comments:

DaniloG said...

Me alegra profundamente verte de regreso. En especial con algo tan crítico.
Saludos!

DaniEla said...

Es que cuando uno está envenenao, está envenenao!

Unknown said...

Envvenenada, pero qué delicia de post
¡gracias!
La verdades que he plaaticado lo mismo en la universidad desde ese "maravilloso y milagroso" suceso.